Hacía muchísimo tiempo que no lloraba como anoche. Fue un día horrible, un día de mierda. Un día que pasé completamente solo (excepto por la triste compañía de mi madre en las comidas) y en el que absolutamente nada me hacía sentir cómodo ni bien. Fue un día tan horrible como todos los días de mi vida, pero fue distinto porque pasé mi línea de autocontrol y aceptación de la desgracia que tengo que vivir. No sé qué gota colmó no sé qué vaso, pero estallé, aunque solo un poco, por dentro y fue como su unos escombros de derrumbasen de nuevo. Sé que suena extraño, lo sé, es como la nada siendo nada activamente. Llevaba por fin casi tres semanas sin morderme las uñas, y hoy tengo los dedos llenos de heridas. No pude estudiar, no cené, rechacé ir a tomar algo a mi "mejor amiga" diciendo que no era buen momento (aunque cuándo lo es...), y luego tripliqué la dosis de pastillas que me tomaba para dormir. Eso fue lo mejor del día. De la semana y del mes, diría. Apenas unos minutos con
El miércoles estaba de tarde en las prácticas de hospital, Había una señora en una habitación que estaba acompañada por dos familiares, una de ellas era su hermana. El pronóstico era bastante malo, estaba por una infección respiratoria y tenía colocada una mascarilla algo compleja de colocar y quitar, así que cada vez que quería beber agua nos llamaban para quitarla y luego ponerla de nuevo. Yo le acercaba el vaso con una pajita para que para que pudiera beber mejor. Apenas daba unos sorbos, se mantenía hidratada por los sueros que tenía pautados. El caso es que se encontraba muy desorientada, tanto que tenía dispositivos de contención en las muñecas para que no pudiera acercarse las manos a la cara y arrancarse la mascarilla. Una de las veces que fui a darle agua, cogió mi mano mientras bebía y me miraba. Ella no podía hablar, pero cuando me miró dijo muchísimas cosas. Yo la acariciaba cariñosamente con el pulgar. Creo que entonces fue cuando debía comprenderlo todo, entender que lo